El Coro Yolizcuicatl de México, una propuesta alternativa al patriarcado coral (1)

| 22 de noviembre de 2024

En marzo de 2023, nació el Coro Yolizcuicatl2, un coro para mujeres y disidencias en CDMX, proyecto comunitario que teje el canto con el compromiso de sus integrantes por construir una sociedad más cuidadora y diversa. A un año y nueve meses de su nacimiento, nos comparten sus experiencias y reflexiones sobre su práctica vocal y su propuesta de repensar la tradición coral.

Un liderazgo aliado

Yohei Sakai (Nagasaki, 1983) es un viajero que teje redes alrededor del mundo a través de la música. Originario de Japón, inició su formación vocal en México, terminando su licenciatura en canto y maestría en dirección coral en Canadá. País, donde fue vicepresidente de Unison Choruses Canada, organización nacional de coros LGBTIQ+ y donde fundó su primer coro, una agrupación de hombres gay.

Con la música, Yohei ha sido activista de la comunidad LGBTIQ+ por varios años y al regresar a México, estaba seguro de crear un proyecto propio. «Aquí ya tenemos el Coro Gay Ciudad de México, que es un coro super grande, muy famoso y alguien me preguntó si me interesaría dirigir el coro, pero pensé ´yo quiero algo propio´. Entonces tenía esa idea de iniciar un coro porque es algo que quiero hacer pero, escuchando tantas historias de mujeres, de mis amigas, me impactó mucho la misoginia y machismo aquí. Y dije: ´si hago algo a través de música, a través de música coral, que sea algo que ayude, que apoye a las mujeres y disidencias´». Así recuerda Yohei, los primeros pasos de una idea que contó con el apoyo de muchas voluntades para constituirse en un coro polifónico.

En lugar de quitar su voz, trato de crear un espacio donde las personas puedan alzar sus voces.


De la idea a la realidad

Salir al encuentro de coralistas no fue tan sencillo. Al lanzar la convocatoria del coro en redes sociales, Yohei recibió críticas, burlas y cuestionamientos, como: «eres un hombre cisgénero, ¿por qué quieres dirigir un coro de mujeres? es como ser una persona blanca que quiere hablar de la comunidad negra». Al respecto, Yohei se pregunta constantemente sobre su posición «Si, soy un hombre cisgénero, no soy mujer, soy aliado, ¿pero qué significa lo que estoy haciendo?» y aunque al principio tenía dudas e incluso miedo de esta crítica que puede llegar en cualquier momento, une de les compañeres del coro, le ayudó a poner su atención de nuevo en la razón del proyecto al decir «no sé cómo piensan las personas afuera, pero nosotras que estamos adentro, valoramos este lugar y es importante».

Las palabras de les integrantes del coro le recuerdan constantemente la significación del espacio que están construyendo y él afirma «sí, estoy muy consciente de mi posición como director, tengo cierta autoridad, pero por lo menos yo intento crear el espacio, en lugar de hablar por ellas. En lugar de quitar su voz, trato de crear un espacio donde las personas puedan alzar sus voces».

Foto: Karim Padilla

A la convocatoria respondieron varies integrantes, entre ellas, Odette (integrante desde marzo de 2023, activista y miembro de la comunidad intersex) quien recuerda con gratitud «cuando yo empecé tenía mucho miedo, sobre todo por el rechazo que había vivido por experiencias previas de vida (…) Al inicio me costaba mucho trabajo, también al cantar, porque yo no quería que me escucharan, porque yo tengo la voz fea. A lo largo del tiempo, en el coro he aprendido a cantar».

Una sensación parecida es la que sentía Annie con su voz: «yo siempre a mi voz la había sentido que era muy, muy chilloncita. (…) Era demasiado penosa, luego decía ´cuando cantemos, voy nada más a mover los labios porque a lo mejor se va a escuchar´ y creo que, bueno, en parte fue este acompañamiento que tenemos como grupo, el ser muy solidaries entre todes, el respetarnos, el abrazarnos, el decir, ´¡o sea, tú puedes!´». El trabajo personal de Annie y el apoyo colectivo, le brindaron la confianza de hacer un solo para una de las obras, y ella reconoce «todas las compañeras eran «Annie, Annie, si puedes!» y eso de verdad que me dio mucha fuerza. (…) Ahora he aprendido a escuchar que cada sonido es hermoso y no se trata de decir ¡ay, yo tengo que hacer el sonido más bonito o el sonido que destaque!, sino darnos cuenta que somos un grupo y que juntes hacemos algo hermoso».

Además de la convocatoria en redes sociales, el boca en boca fue la mejor promoción para que el coro vaya creciendo. Así, Jessy llegó por una amiga en común con Yohei, Carmen se enteró porque Yohei fue su compañero en la universidad, Odette invitó a Fabiola para que se sumara y Carmen le contó del coro a Raíz, su compañera en la Escuela de Iniciación Artística del Instituto de Bellas Artes. Una a una, fueron llegando las personas y actualmente el coro está conformado por alrededor de 30 integrantes, organizades en tres cuerdas (sopranos, mezzosopranos y contraltos o altos).

«cuando yo empecé tenía mucho miedo, sobre todo por el rechazo que había vivido por experiencias previas de vida (…) Al inicio me costaba mucho trabajo, también al cantar, porque yo no quería que me escucharan, porque yo tengo la voz fea. A lo largo del tiempo, en el coro he aprendido a cantar».

El coro como proyecto comunitario

Este coro no ha sido una construcción solitaria de Yohei y en el proceso, han ido llegado varias personas para fortalecer el proyecto. Una de ella es Carmen Vázquez, egresada de la licenciatura de educación musical de la Facultad de Música (antes Escuela Nacional de Música).

Carmen tiene más de 15 años de experiencia coral y actualmente es la directora asistente del coro. Si bien, previamente ha participado principalmente en coros mixtos (sopranos, altos, tenores y bajos), respondió a la convocatoria de Yohei en Facebook desde marzo de 2023 porque sintió que era una propuesta diferente. A decir de Carmen: «entre más pasa el tiempo, como que más se va haciendo de esto una comunidad, y se va expandiendo, de adentro hacia afuera. De nuestres propies integrantes, se va contagiando hacia nuestras parejas, se va contagiando hacia nuestras familias, se va contagiando hacia nuestres amigues, y realmente, eso para mí es un objetivo que el coro está logrando, que lleguemos a más personas».

En el equipo base, también está Aida Vela Gutiérrez (1985), cantante profesional y coach vocal, graduada en canto por la Facultad de Música de la UNAM, excompañera de Carmen y Yohei. A través de ejercios y recomendaciones, ella contribuye significativamente en la confianza de les integrantes en su voz. Gracias a ella, Annie encontró en el canto un espacio seguro para sobrellevar su diagnóstico de trastorno depresivo persistente y se sumó al coro en el segundo semestre de 2023. Annie expresa que este proceso también ha enriquecido su experiencia docente «el coro me ha permitido tener mucha más apertura, ayudar también a cada uno de mis alumnos, para que lleguen a esa comprensión y a ese amor propio a través del coro».

Otra persona que ha sido indispensable en el crecimiento del coro es Elizabeth García Lascuráin, quien se unió al grupo en agosto del 2023 y es actualmente la pianista del coro. Además de pianista profesional, ella es profesora del canto y cada semana comparte sus conocimiento sobre técnicas vocales a través de ejercicios de vocalización, contribuyendo significativamente en el avance sonoro del grupo.

Considerando el contexto de les integrantes, en los ensayos es bienvenida la compañía de les hijes y parejas de les integrantes, quienes les esperan, mientras elles se preparan. Fue así, como se constituyó el equipo esposes, el grupo de respaldo del coro para las presentaciones, conformado por les compañeres de les integrantes que, mientras esperaban se hicieron amigues, conversan seguido y coordinan el apoyo para las próximas participaciones del grupo. «Hasta están planeando hacer una playera de equipo esposes. También -desde mi punto de vista- es una buena muestra de ser aliades de las mujeres» celebra Yohei.

Foto: Archivo Coro Yolizcuicatl

Un coro comprometido con el cambio

El compromiso fue uno de los elementos que varies integrantes del coro debieron trabajar en el proceso de ajuste inicial porque, si bien, varies fueron muy series sobre este proyecto desde su nacimiento, algunas personas tomaban al coro como hobbie o sus circunstancias no les permitían asistir y a medida que iba avanzando en el proyecto musical, se fueron retirando.

Al ser un coro para mujeres y disidencias, el contexto ha jugado un papel muy importante para conocer y comprender la relación entre la realidad de cada persona y buscar la manera en que todes se sientan libres de cantar. Por que más allá de los componentes emocionales, cantar en un contexto social donde las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ es constantemente vulnerada política, económica y culturalmente por vivir la música como un derecho humano; cantar también es una forma de resistencia.

La maternidad, la precaridad laboral, los cuidados, las responsabilidades socialmente asignadas son, entre otras causales, las que dificultan que las mujeres puedan sostener el compromiso en un coro con más dificultad que sus pares hombres. Por ejemplo, Raíz señala que «yo justamente dejé de estudiar música porque me dediqué a criar. Yo me embaracé y me dediqué a criar. Y me gustaba muchísimo cantar», fue ahí que el Coro Yolizcuicatl se convirtió en ese lugar especial donde encontró un espacio seguro para volver a cantar, después de 13-15 años.

La experiencia de Raíz no es aislada, de acuerdo con el estudio Historias de Canto. El canto coral en clave de género como herramienta de empoderamiento y expresión musical que comparte las experiencias de 14 directoras de coros femeninos en México, Cuba, Venezuela, Ecuador, Chile y Argentina. La mayor parte de coreutas mujeres cumplen al menos un triple rol social en el que deben conciliar sus responsabilidades laborales y/o estudiantiles con las familiares y con las del coro, algo que pone en riesgo la posibilidad de dedicarse al entrenamiento vocal profesional. Según Julieta Logroño «las mujeres deben enfrentar los desafíos que suponen el tripe rol, enfrentando, además, un medio cultural que concede poca importancia a los coros vocaciones, considerados apenas hobbies». (Universidad Católica y Universidad Central del Ecuador, 2021, 122)

La maternidad, la precaridad laboral, los cuidados, las responsabilidades socialmente asignadas son, entre otras causales, las que dificultan que las mujeres puedan sostener el compromiso en un coro con más dificultad que sus pares hombres.

Para Logroño, los coros vocaciones en varios países de la región «al funcionar al margen de lo espacios culturales formales, muchas veces carecen de una política de apoyo que permita garantizar la sostenibilidad del trabajo artístico». (Ibid.) Es ahí donde la autogestión y el apoyo comunitario se convierten en pilares fundamentales para que estos espacios se mantengan en el tiempo, logrando cumplir sus objetivos.

Para Yohei, el coro ha sido un espacio de aprendizaje sobre la vulnerabilidad y la injusticia en la sociedad mexicana. Él reconoce que, a diferencia de coros de hombres, les integrantes del coro viven presiones constantes y son vulnerades por su condición de género, algo que incluso puede verse reflejado en los ensayos. «Ha sido un proceso de aprender, manejar mi frustración como director; quiero avanzar el ensayo, pues tenemos que ensayar porque ya tenemos concierto, pero también tratar de entender que no es tan sencillo, pues yo estoy en una posición muy privilegiada -soy extranjero, soy hombre, no tengo problemas económicos-Desde que inicié, como que tengo más claro esa parte».

A diferencia de su experiencia en Canadá, donde las audiciones no eran necesarias porque las personas tenían facilidad para afinarse, Yohei reconoce algunos límites en la educación musical en México y lo anota como uno de los primeros retos de les coralistas. Ante eso, las audiciones del coro vocacional son principalmente de vocalización y afinación, intentando al máximo evitar excluir a las personas por falta de experiencia previa. Además, se realizaron varias sesiones individuales de refuerzo para quienes las necesitaban.

Celebrar y valorar el proceso del coro en su contexto ha sido necesario para seguir confiando en el proyecto. «Al principio, cuando tuvimos el primer ensayo, honestamente yo salí sintiéndome muy preocupado, muy preocupado porque no pudieron cantar una canción unísono bien. Pero, luego, logramos cantar a dos y tres voces en el primer concierto; entonces, también ahí como me ha dado más confianza de que sí podemos y sí puedo yo, como director», afirma Sakai.

Encontrar un equilibrio entre ser un espacio seguro para todas las personas que desean pertenecer y lograr, a la par, un nivel de musicalidad agradable fue uno de los principales objetivos de Yohei, que intenta cada día «sacar el mejor sonido del grupo». Como director, él reconoce el componente humanístico como elemento fundamental en las expresiones artísticas pero también como un factor que a veces falta en la música. A él, le gustaría que la gente que les conozca diga «ah, pues es un grupo de apoyo, pero es que cantan bien en el concierto. ¡Es muy padre!». De ahí que, hacer un buen trabajo musical es importante para transmitir el mensaje del coro a la sociedad.

“Cuando Yohei me dijo: ¿qué te parece si esta canción tú la diriges?. Y yo, ¿en serio puedo hacer eso? O sea, el sentirme en ese aspecto reconocida, el sentirme en ese aspecto también valorada, querida, apoyada también por el coro, fue algo que me conmovió mucho”.

Carmen

Una alternativa al patriarcado coral

Según Carmen y su experiencia en coros mixtos, ella reconoce cierto privilegio que tienen los hombres dentro de la música en general y los coros en particular. Donde, desde una mirada jerárquica, tradicionalmente los directores hombres son vistos como seres superiores o portadores de valor «a la mujer se le ve como un elemento, como un material, y que sí ayuda, apoya y todo, pero no se le ve como alguien que también pueda guiar, como alguien que también pueda dirigir». Porque, si bien, desde el canto colectivo coral se puede fortalecer el sentido de pertenencia y salud comunitaria de las personas que forman parte del coro, no son espacios ajenos a las dinámicas de poder y a la violencia estructural de la sociedad.

La falta de respeto y visibilidad al trabajo de las mujeres dentro de los coros de parte de direcciones musicales machistas e incluso misóginas que usufructúan de la preparación y trayectoria de las compañeras pero que no les dan los créditos correspondientes o una posibilidad de crecimiento más allá de su sombra, todavía es una realidad presente en muchos coros. Además de la dinámica jerárquica y unipersonal de varios coros, donde los reconocimientos recaen exclusivamente en el/la director/a, también hay casos de acoso o violencia entre o hacia les integrantes.

«a la mujer se le ve como un elemento, como un material, y que sí ayuda, apoya y todo, pero no se le ve como alguien que también pueda guiar, como alguien que también pueda dirigir»

Durante la entrevista, Carmen nos compartió su experiencia coral previa, donde uno de sus compañeros del mismo coro había estado difamándola a sus espaldas, diciendo a otras personas que se «había acostado con ella» cuando en realidad, «esa persona quiso abusar de mí, cuando yo estaba borracha en una fiesta; yo obviamente en ese entonces me callé, porque es clásico, ¿no?, de que te revictimizan. Entonces, esta persona ingresó al coro y todas las chicas nos juntamos, porque cada una nos dimos cuenta de ´ah, ¿no fuiste la única a la que le pasó esto?´, ´Ah, no, ¿con él mismo?´». Junto a sus compañeras del coro previo, se juntaron y alzaron la voz, logrando que el director saque del coro a esa persona.

La narración continúa porque a partir de esa experiencia de resistencia, la coralista recuerda «las mujeres agarramos un poquito más de confianza y de unión, pero eso no le pareció al director, que se burlaba de nosotras ´las mamonas del club de Toby´». La violencia hacia las integrantes mujeres fue escalando porque «él también ejercía violencia hacia su esposa, que era miembro del coro y que también era una persona que, pues gracias a ella se pudo gestionar muchas cosas del coro, viajes y demás. Y por apoyarla a ella, pues este maestro consideró una traición de mi parte y nos corrió a varias del coro».

Tras 10 años de compromiso y trabajo sostenido con ese coro, esta coralista fue expulsada porque le resultaba incómoda al director violento. Por ese motivo, la construcción colectiva del Coro Yolizcuicatl, la apertura para debatir ideas, propuestas y construir sueños colectivos fue una sorpresa grata para ella.

Carmen dirigiendo el Coro Yolizcuicatl. Foto: Karim Padilla

En este contexto, el repertorio que interpreta el coro lleva su propia impronta. Si bien, buscan no seguir un repertorio vocal clásico, Yohei selecciona obras tomando en cuenta las sugerencias de les integrantes y realiza los arreglos, acorde al nivel de educación musical del coro; para que, aunque no les resulte sumamente dificil, les enseñe vocalmente y les rete a seguir mejorando. Además de eso, cada semestre se incluye por lo menos una canción con mensaje feminista o de apoyo para la comunidad LGBTIQ+.

En su repertorio también han incluido obras en otros idiomas. «Cuando regresé a Japón la última vez, pude conocer la organización LGBTIQ+ en mi prefectura, y pude hacer un vínculo. Y hubo un festival musical en mi ciudad, donde nos invitaron a participar ahí a través de transmisión viva. Entonces para aprovechar estas ocasiones, quería que cantáramos algo en japonés, y escogí una canción que tiene un mensaje muy universal, muy bonito, que escribió un cantautor que es activista para la paz mundial», expresa Sakai.

Carmen es muy fan de la cultura japonesa y a partir de la propuesta de Yohei para participar en el festival en Japón, ella realizó un arreglo coral de una canción de la película Princesa Mononoke (Estudio Ghibli, 1997, música de Joe Hisaishi) como gesto de respeto y amor hacia la cultura de Japón. Compartió la propuesta con Yohei y tras revisarla juntos, la obra fue montada por el coro. Carmen reconoce a esta experiencia como enriquecedora: «de parte de las personas de la comunidad de Yohei, recibí también buenos comentarios, que les gustó mucho. Entonces, por una vez en la vida, sentí que este amor que sentí por tantos años hacia los coros se veía como correspondido».

«por una vez en la vida, sentí que este amor que sentí por tantos años hacia los coros se veía como correspondido.»

La respuesta del público ha sido favorable al trabajo del coro, en los conciertos no faltan las reacciones emotivas que conmueven y motivan a les integrantes. Sin embargo, al ser un coro formado principalmente por mujeres y disidencias también se convierte en una propuesta transgresora a la tradición coral occidental de coros mixtos, masculinos o femenimos. Esto es algo que sus integrantes también han sentido; aunque han tenido público generoso todavía sienten que las oportunidades, la escucha o el reconocimiento no es el mismo que reciben otros coros «hay una pared, queremos romper, queremos cantar, queremos que seamos visibles, pero yo siento que por ser un grupo principalmente de mujeres y disidencias, como que a mucha gente no le interesa», expresa Sakai.

Los preconceptos de las instituciones musicales y las audiencias es algo que no solamente vive el coro sino que, de acuerdo con la investigación El Sistema Binario Coral Versus Las

Voces Transgénero realizada por Daniel González Campo, en la tradición coral y la formación musical se ha relacionado la clasificación del género binaria y la voz, entendiendo como voces masculinas a los tenores y bajos, y voces femeninas a sopranos y altos. Esto ha traído como consecuencia prejuicios y exclusiones sistémicas de coristas que van más allá de una clasificación binaria de género o simplemente su registro no coincide con lo que generalmente se asocia a su identidad o expresión de género (Universidad Nacional de Colombia, 2022, 38). Por lo cual, el camino de este coro es una posibilidad para ampliar los debates de género al interior de los coros, desnaturalizando ciertas prácticas patriarcales que no corresponden a una mirada de derechos y respeto a las personas.

“El coro me ha enseñado musicalmente cómo usar mi voz, sino también el poder de nuestra voz. Y algo que de verdad para mí ha sido súper bonito es que esto que yo he aprendido aquí, lo he podido también transmitir a mis alumnos, y sobre todo a mis alumnas. Yo les digo: “Chicas, ustedes también tienen una voz, y esa voz tiene derecho a ser escuchada”. Entonces, quiero agradecer mucho ese aprendizaje que el coro me ha dado, y el que yo también puedo irlo como expandiendo y compartiendo a los distintos, digamos, rubros en los que me muevo”.

Annie

Un lugar seguro para ser

En estos casi 2 años de cantar y compartir la vida, el Coro Yolizcuicatl y sus integrantes han cambiado, juntes. Hace aproximadamente 6 meses, Raíz (36 años, persona no binaria, integrante desde marzo de 2023) vivió el proceso de adopción de su nombre elegido y un día, les dijo: «pues, ¿qué creen? ¡quiero que se me llamen de esta forma [Raíz]! Y fue el espacio en el que menos tuve problemas, de verdad, o sea, empezando por Yohei. (…) Y fue el primer espacio donde se me respetó totalmente, donde se han abierto justamente a estas vivencias identitarias».

En consecuencia, Jessy (40 años, integrante desde marzo de 2023) sostiene que el coro ha sido un espacio de sensibilización, reconocimiento de sus privilegios como mujer heterosexual, a la par de un proceso de aprendizaje, empatía, amor y apoyo hacia su hermana [parte de la comunidad LGBTIQ+]. «Somos ya un grupo que se respeta, que se abraza, que se conoce, que se apapacha, y lo estamos tratando de transmitir hacia todas las personas que van a nuestras presentaciones. Paso a pasito creo que hemos ido caminando por los lugares correctos, y la verdad es que sí hemos -creo- tocado no nada más a las participantes, sino también a nuestras familias».

Raíz anota que una de las características del Coro Yolizcuicatl es ser diverso en edad, pensamientos, diversidad sexual, distintos poderes adquisitivos, «no todas las personas tenemos ciertas posibilidades que otras compañeras tienen». A decir de ella, justo es esa convivencia de realidades distintas las que ha enriquecido la mirada de todes les integrantes. «Yo entiendo que tenemos muchas diferencias entre nosotras, pero también sabemos que no estamos totalmente solas, ¿no? (…) Este es en parte un refugio, donde poder ir a hablar y poder decir ´estoy mal´ o ´está pasando esto´ y vamos y apoyamos o nos apoyan. Y eso ha sido como que súper, súper valioso para mí». Fabiola (41 años, integrante desde marzo de 2024, diagnosticada con ansiedad generalizada y agorafobia) completementa el planteamiento de Raíz y a partir de su experiencia, propone «entender que existe esa diversidad, y bajo ese respeto se van construyendo las cosas; escuchando de forma activa, todo va fluyendo y se va enlazando de forma muy orgánica».

«Yo entiendo que tenemos muchas diferencias entre nosotras, pero también sabemos que no estamos totalmente solas, ¿no? (…) Este es en parte un refugio, donde poder ir a hablar y poder decir ´estoy mal´ o ´está pasando esto´ y vamos y apoyamos o nos apoyan. Y eso ha sido como que súper, súper valioso para mí»

En un país con alarmantes niveles de violencia hacia las mujeres y la comunidad LGBTIQ+, animarse a compartir y construir en colectivo -desde el canto comprometido- es una forma de transformar el dolor y sembrar la esperanza de que podemos encontrarnos en la música, creando espacios en donde todas las personas se sientan en confianza de expresarse sin temor a ser juzgadas por su tipo de voz, su identidad y expresión de género; abriendonos a la idea de crear coros que trasciendan los imaginarios binarios de clasificación de género. Hay mucho por hacer todavía para transformar las dinámicas patriarcales y violentas en espacios musicales pero este coro puede ser una luz que nos recuerde que el canto debe ser un derecho, un espacio de libertad y seguridad para todas las personas.

Actualmente, el coro se está preparando con mucha motivación para su concierto navideño. Yohei anhela que en el futuro sean un grupo más grande para que su mensaje llegue a muchas personas, se consoliden en México y también participen en el festival de coros LGBTIQ+ en Vancouver (Canadá, 2026).

Un agradecimiento especial al Coro Yolizcuicatl por su paciencia, confianza y coherencia.

Foto: Archivo Coro Yolizcuicatl

  1. Artículo escrito a partir de la entrevista virtual realizada a varies integrantes del coro en julio de 2024, revisada y aprobada por el coro en noviembre, de 2024. En esta entrevista se utiliza lenguaje no sexista porque Mujeres por la música apuesta por la autoenunciación y la voz propia de sus entrevistades.
  2. En náhuatl, Yolizcuicatl significa “vivir la música, vivir los cantos”.

Referencias

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